¿Tienes el país que te mereces?

Política mexicana

Nacer en México requiere, casi por ley, que uno sea criticón, quejumbroso y hablador. Con la llegada de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a la presidencia del país, de la nada surgieron millones de expertos en política mexicana que expresaron sus “informadas” opiniones en redes sociales y auguraron un desastre para el pobre sujeto.

En este país todo mundo cree que las cosas deberían ser de tal o cual manera, todos quieren que los políticos hagan o deshagan, y se comporten como funcionarios de Primer Mundo. Y el problema es que no pueden hacer eso si están en un país de tercera y con ciudadanos que también son de tercera.

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Una de las contradicciones más grandes de los mexicanos es justo eso, reclaman porque no viven en un país rico y desarrollado, con servicios públicos de primer nivel, educación de última generación y cero corrupción, pero ellos mismos no pueden hacer las cosas bien en ámbitos básicos.

Solamente en la Ciudad de México se producen más de 13 mil toneladas de basura al día, de las cuales casi 2 mil terminan en la calle porque las personas no son capaces de colocarlas en el sitio adecuado.

También más del 50% de la población afirma que en algún momento ha dado dinero a una autoridad para sobornarla; ¿cómo pedir a los políticos que no sean corruptos, si nosotros también lo somos?

Política mexicana ¿tenemos derecho a quejarnos?

Hay lugares de México donde más de la mitad de los hogares no pagan el impuesto correspondiente por el servicio de agua, mientras otros muchos hacen trampas para no pagar la luz.

Y la lista de cosas que los mexicanos no hacen, o hacen mal, podría seguir y seguir porque algo que aquí no se enseña es la congruencia y la responsabilidad sobre los actos propios.

Si no podemos tirar la basura en su lugar, pagar el agua o la luz, o aceptar lo que mande una autoridad sin tratar de sobornarla, entonces no estamos listos para ser un país desarrollado ni para vivir bonito, en calles limpias, sin violencia, sin basura y con funcionarios honestos.

La corrupción que daña a las grandes instituciones es la misma que corrompe las conciencias de cada mexicano que no hace lo que debe y no asume sus responsabilidades, sencillas, pero importantes para que todo funcione bien.

Viendo las estadísticas es claro que los mexicanos tienen el país que se merecen, la nación que, de acuerdo a sus conciencias y posibilidades, son capaces de manejar y para la que están preparados. No hay más.

@CronicaMexicana