Las lluvias de mayo en la Ciudad de México provocan mucho más que tránsito pesado, encharcamientos y agujeros en el pavimento. Este fenómeno natural, en una urbe de dimensiones monumentales, también deja ver todas las carencias sociales, las brechas y la injusticia normalizada entre quienes pueden y quienes no, afectando de sobremanera a la vejez mexicana.
Una noche de mayo de 2019 un hombre de la tercera edad, igual a tantos otros que quedaron olvidados, sin familia, sin sustento económico y teniendo como hogar la calle, llamó la atención de vecinos de la colonia Guerrero en la zona centro, pues en mitad de una fuerte tormenta yacía tirado a media calle, totalmente desnudo y tal vez esperando la muerte.
La Guerrero, conocida por ser una zona populosa de la capital, es un sitio donde siempre emergen la solidaridad, el trabajo en equipo y las manos de ayuda ante cualquier problema, incluso mucho más que sitios conocidos por su alto poder adquisitivo y donde las personas suelen ser indiferentes a las crisis.
Esa noche los únicos que se acercaron a ayudar al anciano fueron vecinos de la zona, especialmente jóvenes indigentes y trabajadores sexuales que lo resguardaron, lo cobijaron y cuidaron de él ante la indiferencia de instituciones de salud y asistencia que no quisieron llevarlo a un hospital en ese momento.
Ni siquiera el Programa de Atención Social Emergente (PASE) de la CDMX, cuya principal tarea se supone es resguardar a las personas en situación de necesidad o emergencia, quiso asistir al señor por carecer de ambulancias.
Vejez mexicana en el olvido
Para nadie es un secreto que en México si no tienes dinero te mueres, no importa cuántas instituciones se inventen la brecha social entre quienes tienen mucho y quienes no tienen nada ya es abismal, imposible de ocultar y cada vez más dañina.
Muchos ciudadanos de a pie ayudaron esa noche al anciano e incluso permanecieron ahí hasta la mañana siguiente, cuando por fin una ambulancia se compadeció y lo llevó a un hospital público para su atención médica. De no ser por ellos habría habido una portada más en los periódicos de nota roja, mencionando que otro anciano más terminó muerto, como basura, en un charco de agua puerca de la Ciudad de México.
Duele mucho saber que la indiferencia nos carcome como sociedad, que las personas en este país son desechos y que lo único que salva es tener billetes en la bolsa, porque si no los tienes ni siquiera la basura te quiere levantar.
@CronicaMexicana