Antes solíamos pensar que los tiroteos masivos en escuelas eran una cosa propia de Estados Unidos, algo que pasaba de aquel lado de la frontera por la descomposición social, la falta de valores y la desintegración de las familias norteamericanas.
Claro que nunca imaginamos un día tener ese mismo panorama de este lado.
Tiroteos en escuelas en México
El primer caso reciente de algo así sucedió en Monterrey, Nuevo León, en el año 2017. En esa ocasión un estudiante de secundaria mató a su maestra e hirió a varios de sus compañeros con una pistola, y luego se suicidó.
¿Qué lleva a alguien de 16 años a cometer tan horroroso crimen?
Si revisamos la violencia en la que está sumida el país desde hace más de 15 años, está clara la respuesta. Vivimos en una sociedad que ha normalizado este tipo de acciones luego de vivir por años en la llamada “guerra contra el narcotráfico”, que lleva en su nombre más de 250 mil muertos.
Cuenta la leyenda que Federico Guevara, autor de la masacre, era un niño solitario, deprimido, víctima de padres que le prestaban poca atención por vivir sumidos en sus conflictos de pareja.
Otros horrorosos casos
En los primeros días del 2020 México volvió a repetir la historia. En esta ocasión un niño de sólo 11 años mató a su maestra de primaria y luego también acabó con su propia vida.
Y como en una película de terror, las investigaciones posteriores determinaron que el autor de la masacre era hijo de un ex convicto, una madre asesinada por el crimen organizado y había estado siendo cuidado por sus abuelos que se encontraban bajo investigación por posesión de recursos ilícitos.
Varias tentativas de masacre se han dado en otras escuelas de México, no tanto por imitación como sí por una especie de llamada de atención a los adultos mexicanos. Algo están haciendo mal para orillar a niños y jóvenes a cometer estos actos, algo está faltando en los hogares mexicanos para no haberlos integrado o contenido en sus emociones durante tanto tiempo.
La estadística no miente, en México 7 de cada 10 niños viven algún grado de violencia intrafamiliar, se crían en ambientes donde el cariño es el gran ausente y sobreviven en una sociedad hostil que los vuelve monstruos antes de terminar siquiera de crecer.
@CrónicaMexicana