Ojalá que llueva café: cinco datos sobre la bebida de los dioses

Así dice la canción de ese extraño grupo de rock mexicano, algo como: «ojalá que llueva café en el campo, que caiga un aguacero de yuca y té».

Este mágico grano, al cual debemos algunas de las mentes más brillantes que ha tenido la humanidad, llegó a América en el siglo XVIII, introducido por la conquista europea y, de entonces a la fecha, se volvió un cultivo propio, especialmente en tierras de lo que después sería México.

Café, mitos y realidades

A continuación, cinco datos que podrían romper las creencias sobre la que, alguna vez fue considerada como una bebida diabólica, por sus efectos en el cuerpo humano.

No todo lo que se vende envasado es café

Una buena parte de las marcas comerciales, especialmente las que se venden en versión soluble, no contienen sólo este ingrediente, sino que son una mezcla de mucha azúcar, aserrín, saborizantes artificiales, y otras cosas, que aumentan el gramaje, no así la calidad del producto.

Buen café vs. café comercial

Mucho se dice que las marcas de café soluble, que se anuncian en medios y se venden en los supermercados, son más baratas que el verdadero buen café, que sólo se distribuye en cafeterías orgánicas y sitios especializados. Sin embargo, esto resulta una mentira y hasta contrario a la realidad, ya que un kilo de café orgánico ronda los $135 el kilo, mientras las marcas comerciales venden su producto a $40… ¡pero los 100 gramos!

Haciendo cuentas, el precio de las marcas convencionales es mucho más elevado, y eso no significa que lo que venden sean necesariamente algo bueno.

A dónde va tu dinero cuando consumes café

En México, muchos pueblos de origen indígena se dedican a producir café, y dependen en gran medida de este cultivo, sin embargo, son castigados por los intermediarios, que les pagan precios irrisorios, para luego venderlo a trasnacionales.

Afortunadamente, ha surgido la idea del comercio justo: cooperativas, grupos y marcas que han decidido vender café, comprado directamente a los productores, a precios reales, y sin sustancias engañosas que reduzcan la calidad.

Es sencillo: comprar a una trasnacional, dueña de la mayoría de las marcas que ves en medios, es comprar explotación, y dar dinero a una empresa multimillonaria.

En cambio, comprar café orgánico, en sitios que promueven el comercio solidario, es alimentar los sueños de los pueblos campesinos de México, darle de comer a miles de familias, y evitar que dejen sus tierras para migrar por falta de recursos.

Es un gran antioxidante

En su versión sin sustancias adicionadas, y en cantidades moderadas, esta bebida puede ayudar a la oxigenación de las células, retrasando el envejecimiento prematuro. Claro que no es la fórmula de la juventud, si fuera así, no veríamos esas caras de pasa, tras ingerir las tazas de café.

Además, es un gran estabilizador de la mente, el corazón y la presión arterial. Dicen por ahí que, en cantidades excesivas, los efectos se vuelven al contrario de los beneficios.

La industria del café mexicano está creciendo

En México, son doce los estados productores de este producto, mismos que generaron, en 12 años, más de 282 mil toneladas de grano. El país es el quinto productor mundial, aún cuando su consumo interno está muy por debajo del de sitios como Europa o Estados Unidos.

Chiapas es el estado número uno en producción cafetalera, con 18 millones de toneladas al año, una de las cifras más altas en todo el planeta.

Valeria Lira

@CronicaMexicana